Vuelvo a sentarme aquí
lejos hasta de mí
mientras me ataquen pensamientos
y porque algo hay que decir
de lo que tanto así se siente
pesando encima.
Alguna vez pensé en rendirme,
pasar relevo;
pero no hay nadie dispuesto
a asumir un papel como este...
Es mi vida
así de retorcida y visceral,
disparatada hasta el límite cansino
en que hay que atarla
porque salta y baila
donde se le antoja
incapaz de quedarse petrificada
viendo una pantalla
que no dice nada aparte
de lo ya sabido bastante
hasta rabiar...
No son esos los placeres
que anhela mi alma encontrar;
ella más bien busca
algo de paz
fuera de funerales,
busca trazar un arcoiris gigante
que vaya de mí hasta tu casa,
un halo de activividad
inyectando en la fábula
a otro inadvertido más
que se pasa las noches en vela
esperando a la musa, que tarda o la traes.