Eres mi gran enfermera,
la que nunca me abandona,
la que todo me condona,
la que comparte mi espera;
la que el dolor aligera,
la que jamás me aprisiona,
fiera como una leona
y jamás se desespera;
una estela en mi camino,
fundamento de ternura,
en el fin de mi destino;
la compañía más pura,
un ángel para mi sino:
la razón de mi locura...