Walter Brunini

Caída

 
He caído en la trampa que la tristeza me ha puesto,
convertí mi andar ligero, en uno pausado y dubitativo,
mi sonrisa fácil, en un gruño alerta;
la fragancia de mis letras, en apenas un olor.

De solo pensarme triste, más tristeza me invade;
cada grito interior retumba cual eco en el vacío;
lágrimas a ríos, de piedra los parpados,
brazos dormidos sostienen mi mentón.

Pensamiento bullen en un caldo insípido,
las deudas de mi alegría, reclaman ser honradas;
los objetos, que otrora brillaran a la luz del día,
hoy pintados de polvo habitan el desván.

¿Qué derecho me asiste para compartir mi pesar?
Solía pensar que solo me bastaba y sobraba,
que nada de nadie me era necesario para dar batalla,
sin embargo hoy no tengo más opción que suplicar.

Mendigar el pan como alimento; atención como sustento.
Pende de una palabra amiga, la entereza de mi verba,
el calambre en mi lengua se acentuó con la soledad,
de tanto hablar con mis adentros, olvidé el sonido de mi voz.

Recuerdo tras recuerdo, se fueron esfumando;
los tiempos de jolgorio, parece nunca haberlos vivido
cuando intento recurrirlos, en busca de una carcajada,
solo encuentro niebla detrás de un muro de nada.

Torpe, ido, abstracto observo la mosca en el plato;
ni el salto repentino del gato, me genera reacción alguna,
es tanto el silencio, que puedo oírme latir…
y caigo en cuenta que si aún lato, puedo escapar y resurgir.