Tengo por mi mente, escribir tristemente
siempre lo penoso de mi vida. Tanto sexualmente
como en todos los territorios que frecuentemente
me invade, exploto las palabras continuamente.
Para un poeta como yo, que muy seguramente
cuando muera, mis poemas caerán, llanamente
(si Dios no lo remedia) en el olvido. Es inminente
que por lo menos la tristeza no me venza abiertamente.
Mi problema es que la Tristeza, nada inocente,
siempre está en mí ya como sujeto exigente
quiera o no quiera... y lloro casi diariamente.
Por ente...en este mundo vacío, visiblemente
ante los demás yo parezca o soy muerto viviente...
sin comienzo ni final...soy un poeta ausente.