Subida a la atalaya de los tiempos antiguos
divisas de nuevo la selva oscura que te atrae poderosamente
Es el refugio contra la luz que te ciega y apasiona,
la luz de tus deseos y de tus temores.
Volverás a nadar entre árboles negros.
Sus ásperas cortezas rasparán tus membranas
tu entraña irá fluyendo
líquida y gelatinosa
y tu pensamiento quedará expuesto
como resina oreándose en el vacío.
Así se ha construido tu cáscara,
Estratos de alma, de fuegos insaciables, de lluvias de cenizas
restos inmundos de cuando eres nada.
Y después, flysch lamido por espumas mecedoras,
te has replegado una y mil veces.
Porque será así hasta el final de los tiempos
Luz y oscuridad
vida y letargo
Y dolor,
siempre dolor