Noche a noche, con campanas de la pena,
el mensaje dulce espero,
que llegue en madrigueras de palabras
y quede yo en su encanto preso,
flecha feroz que atraviesa
los confines del olvido.
Que me lleguen tus palabras, escritura
o sonidos, que como el viento lame
prados, así serán en mi martirio.
Te ruego que en tu distante residencia,
yo habite tu recuerdo,
y sepas que yo por ti soy moribundo
como las tardes en invierno.
Mi impaciencia es una ola.
La nostalgia como una copa ardiente,
derrama en mi alma su caliente sueño,
y ya es todo un presentimiento,
turbia niebla entre la vida, aleteo sutil
en el silencio. Aún me habita tu voz húmeda,
en mis ojos tu mirada fue un templo.
Pronto! Este silencio es la espada de mi pecho!
Dime si para ti fui hogar de tu deseo.
Perdona si mis penas fueron montaña
en tu simpleza. Pronto anúnciame
tu regreso, como el verano en los campos
se avecina!