Ver en el objeto un latido
Y en su ruido (in)quieto encandilarse.
Pusiste el corazón en las cosas que dijiste
Y del esfuerzo vivo terminaste.
Así está la cosa aquí,
Con la naturaleza no se juega,
Prisionera de ella misma
Reclusa en ella como ausencia de Dios en ti.
Y del amor exorsisarse
Pero para salvarlo a él —del mal aquí
Adentro.
Ya marcha, déjala que marche
No para el que ya ni está, pero sí para ella,
Empujando la cosa lejos de sí...
Y así algo se decide en mí —sin mí–
A liberar tu libertad en ti.
Libremente liberándola.