Mirta Elena Tessio

¡¡MIENTRAS DUERMES!!

Me habitan las tormentas, las mieles de tu risa, 
el encanto de la lluvia, el escondite de la luna
y la brisa ya no es brisa es un viento turbador.

Me enarbola y desespera la luna toda entera,
las galaxias y sus esferas, el confín de los confines,
las luces y las sombras, el cielo y las estrellas.

Mientras duermes,

 me cobija el hechizo de una danza y me convierto en odalisca,

 nada me detiene como a un loco pianista.

 

Soy el ave antojadiza, no se aquieta, ni amaina su plumaje en su realeza

para envolverte entre mis alas de ave reina.

Mientras duermes,

 mi mente se arremolina.

Soy el rayo que parte en dos el firmamento

 soy un mar turbulento, golpeando escolleras,

soy un mar apocalíptico ¡arrasa impío!

Me acompañan cuatro vientos salpicando mi locura.


Sigo el impulso de mi pluma,
quien no me suelta sujetando mi cintura.

Se inflama mi pecho no puedo respirar, me ahogo sin aliento,
muero y resucito y soy el viento entre trigales que esculpen mi torso,
y soy tantas cosas en un revuelo de palomas, en la bondad de una alondra
en un viaje sin metas, sin morada con la mirada perdida.

Mientras duermes
me desparramo como el musgo en un invernadero y soy la flor,
 en un páramo donde se acomodan flechas de pluma y lanza,

 no me aquieto, es fuerte es contundente el sentimiento
me reafirma y reconfirman pero también me condena,
a un escenario de lo vivo, de lo amado y lo temido, del querer y no querer.


Allí me anido pero sigue el brío, el impuso de mi alma es como un grito salvador
al universo expandido yo le pido, mas él me concede más de lo mismo,
un torbellino de nubes rosas, un horizonte colorido un dibujo, un arcoíris,

un reflejo  inmaculado de la luz-

Un cielo que me contiene, las nubes rosas envuelven el aroma de mis flores,
mis amapolas, mis gardenias, el verdor de mi jardín.
Es un hechizo que no puedo manejar y dejo fluir como un pentagrama en blanco

 que en plena oscuridad se llenan de notas convertidas en una suave melodía
y es peculiar porque el sonido irrumpe en mis oídos mientras siento que me voy a calmar.


Mientras duermes
yo me vuelvo todo un mar en todos sus estados.

De repente las cuerdas de un chelo, un violín, 
calman y aquietan estas aguas llenas de vida,
una gran pulsión que en mi alma se anida.

Me deslizo ya descalza con las alas abiertas,
hacia un portal donde afloran  mares de azucenas
y esa luna escondida las matiza con brillos de corales.

Mientras duermes,
hay duendes escondidos que me impulsan y es por eso
que en las noches escribo enamorada hasta el amanecer.

Sin derroches ni lamentos ya tejido en el telar de las nostalgias
escribo el argumento empedernido de un amor que no se muere
que del caos en las emociones, se alinea el alma con el infinito.