Tu mágia hechizó mi fuerza de voluntad,
dejándome desnudo ante tu gracia angelical,
los impulsos se contrajeron, con el poder de tu esencia,
postrándome ante tí, a tu merced y placer.
Desde entonces, te convertiste en inesplicable vicio,
los deseos, sólo sabían el camino que llega ahí,
donde tienes el lecho de rosas, con olor a misterio,
el que seduce mi concentración y escaparme no puedo.
No hay esfuerzo que triunfe, ni decisión que decida,
a llevarme lejos de tí, sin que después me arrepienta,
aunque tengo evidencias para ganar este caso,
no encuentro defensa. . . . . . que pueda representarlo.
Ven, tomame, concluye tu hazaña y sonríe,
has triunfado, me conquistaste y debes festejarlo,
soy tuyo de pies a cabeza; de adentro hacia afuera,
aunque no lo demuestras, sé que a solas los celebras.
José Estrada ©®