Como dos constelaciones
Tus ojos...
De profundo almibar tu mirar
Hermosa visión de melocotón.
Los míos...
Dos bolas incesantes de fuego
Espejismos tridimensionales que se difuminan
Mis zafiros tristes.
En el corazón de la libertad
La jauría cósmica de la inadaptabilidad
Un puñado de espigas
Por siempre un rito al aire para resistir.
Y ahí estabas tú
Entre el rocío cítrico de la neblina
Bajo la solemnidad pura de las misteriosas estrellas
Para la noche dulce un crujir del espíritu
Y mi querida amnesia...
En la posesión estabas tú.
Mi alma por fin sonríe
En la emoción del espíritu encontró al fin un hogar...
Choque de dos mundos
El glorioso encuentro de tus ojos y los míos
La conexión más sublime.