Deambulo por un país
de horas, minutos y segundos.
Es el contrapeso a tantos
momentos de ternura apagados.
Rompo las bombillas de la acequia,
los resguardos que acumulaba
con tu firma y con mi nombre.
Elimino los presuntos oficios
de la sal: constato que mi pérdida
es tu ganancia. Olvido los lugares,
las fechas y los nombres: persigo
un sueño instalado sólo en mi mente.
Rosas sin jardín serán mi futuro.
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