William Irving Howard Lopez

Al mirarte.

Al mirarte frente a mí,

no necesito pared alguna

entre nuestros ojos

para el resguardo de mis cimientos.

Soplaré, soplaré y soplaré

la de paja caerá…

Soplaré, soplaré y soplaré

la de madera cederá…

Soplaré, soplaré y soplaré

la de barro rodará…

 

Al mirarte sin pared

estallo en nuevas fundaciones

incompartibles y primitivas

que me llaman a una nueva propuesta

de mutua existencia.

Forjemos una nueva pared

pero no entre nuestros ojos

no de paja, madera o barro,

pues lobos podrían soplar,

sino de algo enteramente nuestro

que ningún perverso podría derribar.