Mael Lorens

Implorando…

Perdido en el camino por llegar al Sol nunca conseguí abrazar a la Luna ni mucho menos besar alguna Estrella 

No sé bien si era en un chaparrón de lluvia donde un día cualquiera de esos que te sangra el alma  quise ahogarme debajo de un paraguas. 

Murió hace años mi cuerpo, pero mi alma está hace mucho tiempo navegando por los Cielos. 

Y ayer lo supe, fue como un fogonazo de esos que te 
dejan casi ciego pero te abre los ojos que te creías que los tenías abiertos. 

Ahí fue cuando lo vi todo, nada de lo qué sucedió fue como yo quería, ni siquiera ese último adiós frío casi helado pude pronunciarlo. 

En el suelo dibuje un corazón, en el cristal mojado y empañado intente escribir 
su nombre, todo fue inútil, dudo realmente lo que pasó ya no recuerdo el porqué y que es lo que yo pretendía. 

Me equivoqué otra vez, no hay manera de que sea consciente de que ahora soy viejo para lo que quiero. 

Algunos, fíjate como son las cosas me llaman Maestro, y yo sé lo agradezco, pero ignoran ellos lo que cuesta y hasta lo que sé sufre para aprender cuatro cosas...

Naces, creces, vives, maduras, y en el medio de todo eso te equivocas continuamente una y otra vez, sale caro para el espíritu pagar tan alto precio para llegar a ser Maestro de nada y aprendiz de todo en el Universo del saber. 

Al final en los últimos kilómetros que quedan por recorrer, una especie de miedo, pánico diría en mi caso yo, me entra como un rayo cada vez que pienso que el final del camino está cada día más cerca. 

Sé de sobra que estas cosas divinas no las puedo controlar, solo de pensarlo que este viaje pronto se acabará, me entra una mala hostia descomunal. 

Y grito al espacio infinito como si los Dioses del Olimpo me oyeran : 

- “Pero si no quiero irme de este infierno que es mi cielo “

Puto destino, estoy completamente en tus manos, 
haz conmigo lo que quieras, pero dame al menos veinticuatro años más para asumirlo, he sacado mis cuentas es lo que necesito. 

Tú dame lo que pido y te juro que ya no me quejo. 

Manuel Lorente 
Seudónimo 
Mael Lorens 
Reservado el derecho de autor Mayo 2022