Mmm... Tienes tanta suerte de yo encontrarte:
qué sería de mí si no.
No soy diferente, tampoco parte;
pero habito en mi precipicio
de ilusión y nostalgia.
Y no soy yo quien de explicarme más...
Estoy contigo al márgen de todo lo que me digan
(es lo mismo de antiguo e inmemorial)
quienes pretendan guiarme por su camino
atrancado en mí por los prejuicios
que pudieran tenerme por lo que hago
con las cosas que yo siento: no loquear,
tampoco ir de lamentos hasta el culo
en mí apartado víctima tuya porque me ames...
Más todavía he de rogarte un sitio
a tu lado en tu cama en hora buena
para mí ya por supuesto, y para ti
pues tú lo digas: yo pienso hacerlo
lo mejor que pueda
y sé que me proteges ante todo,
tú eres tan mística: pones a mis pies
a tus ejércitos y es un don virtuoso
esto por el que debo estarte agradecido
(no me gusta que te comportes
como si no hubieras sido nunca mía;
pero da igual, todo es broma así que
ya por mí haz lo que quieras;
yo por ti me tiraría en un momento
que no puede esperar ya nunca más
si ya no hay días a la vuelta de la esquina,
solo noches destacadas yo contigo
y las caricias en la piel se sientan más
salir a flote entre la mierda de nuestra vida antes
como un cosquilleo que es hasta el alma
de los nombres que nos hacen presos
por un beso en la fragancia...
Yo... Olvídame tú tambien
(¿qué es mejor?) en esta hora que ya tienes
quien te quiera más que un poco
como siempre me pasó a mí con toda novia,
y hoy resisto el irme sin reirme
un buen pedazo (esa es mi historia:
la que sigue a los fracasos cuesta arriba
en esta vida cabezota como todos
los responsos espónsores de esta lógica
qué pronto espontáneamente instantaneizada
en parecidos como de otra asiduidad
hoy programada para alzarse
a causa de obviedades;
yo tonto qué me haces para esto:
por favor: ya déjame a un lado lejos
bajo un universo comunicando
este silencio tal vez con nadie cerca en mente.
Me estiraste a mí hasta el éxtasis
de estar sin ti aun demasiado
en mi alma a puertas cerradas.