Y cada segundo duelen los adentros,
Y no se sabe salir
cuando todo se derrumba.
Se pierde aquella ilusión,
se convierte en una carga,
que arrastramos por el suelo.
El horizonte se acerca,
¡ya lo tocas con la mano!,
Ya lo hiriente se hace inmenso,
Adoquines en la mente
Y en el alma un pararrayos .
Y las lágrimas se van,
Y la gente va zumbando,
Y te ves tan solo y tan triste,
que el espejo has fragmentado.
¡ oh maldita enfermedad!,
¡ melancólico trastorno!,
Que tiene la fuerza de
Volver al honesto ruin…
Y amable torna al villano.
Paco José González