El plácido sosiego que inspira tu mirada
me llena de la calma que emana de tu cielo,
tus brazos que me arrullan me muestran la alborada
de hermosa madrugada color de caramelo.
Tu angélica sonrisa de esencia delicada
aroma la aventura que emprendo con el vuelo,
es brújula que guía mi andar por la cruzada
llevándome a la cima de cúspides que anhelo.
Por eso necesito del mar de tu sonrisa,
del tacto de tus manos, de tu alma poetisa
soplando a mis oídos la musa que me orienta.
En cambio, te prometo llenarte de canciones,
de inmensas alegrías, de tiernas ilusiones
que sean en tu vida manjar que te sustenta.