Me fui a buscarte en mis adentros...
en el fondo de mi alma,
en el corazón abierto por tu huida mortal,
en cada escondrijo de mis pensamientos…
allí, en lo más sincero de mis sentimientos,
en cada idea que perturba esta necia obstinación,
en la suave melodía de cada vieja canción.
Salí a buscarte en los confines de mis miedos,
en los rincones más gratos de nuestros más dulces encuentros.
Te busqué por todas partes,
me fui al umbral de tus dudas…
a intentar persuadir a tu porfía…
a indagar entre tus incertidumbres.
Me vine al sitio de nuestra primera sonrisa,
allí, donde tropezaron nuestras primeras miradas,
en el lugar exacto de nuestra más delicada caricia,
donde se eternizó el más ardiente de nuestros besos.
Y parece que fue en vano…no estabas.
Me fui por todos lados a localizar tus pisadas,
quería situarte en el firmamento de estrellas…
y encontrar algún vestigio de lo que fueron tus huellas,
y me deje llevar del aire, de los sueños,
y caí en el insomnio…indefinido y largo…
tormentoso y persistente,
e intente esquivar la pesadilla…
transitando por mundos desconocidos,
ansiando aferrarme a tu recuerdo…
para que me devuelva a tu vida.
Quería volver a tu mundo…y derogar tu despedida,
intentaba regresar al principio…para empezar de nuevo…
sin lágrimas, sin dolor y sin heridas.
Y volé de un lado a otro…creyendo que has vuelto,
imaginando esperanzado…tu esperado retorno.
Pero la realidad es otra…es cruel…brutal…
en verdad te has ido.
Tú no vendrás…porque has muerto…te has marchado.
Nuestro amor se acabó…y es lo único cierto.