Tú te irás -amor- y yo me quedaré aquí, solo.
El aire florido se irá también,
como ciervos tristes
con la mirada alta hacia el alma que se va.
Yo me quedaré en aquel rincón
encallado, donde nunca creíamos morir,
donde se dilataba la luna sobre tu desnudo cuerpo,
hundida entre mis sueños.
Aquí, ya están las sombras inquietas
escondiéndome todos los caminos…
Tú te irás y nadie estará a mi lado,
todos los cielos serán grises
con su luna negra, sus pájaros de mal agüero
y su larga hoguera de infierno.
Todos pasan ya, sin mirarme el rostro ausente
y sin preguntarme nada,
como echándote de menos, en silencio,
como el alma mía…