¡Pedazos de cielo que llenan el mundo
de tierna armonía, de paz y color;
arcángeles dulces, de amor tan profundo,
que imprimen al alma radiante fulgor!
¡Estrellas celestes con rayo fecundo,
que tienen pureza, lo mismo que flor;
magníficas perlas, de brillo rotundo,
que alumbran la tierra con regio esplendor!
Los niños son fuente de hermosa ternura,
de fe, de esperanza, cariño y bondad;
¡ que brillan eternos, lo mismo que el sol!
¡Por eso debemos forjar la armadura
bordada de afectos, y de humanidad;
que guarde por siempre su luz tornasol!
Autor: Aníbal Rodríguez.