con la luna mágicamente flotando
quietecita sobre su espejo de agua
otra vez, te han dejado esperando
el ardor prometido de una madrugada.
tus ojos son dos luceros colgando
de las argollas de una noche fría,
dos grillos tímidamente callando
en la rama donde cicatrizan alegrías.
con el dolor temprano de la edad
y con todas tus ganas cintura abajo
te vas, dolor arriba y enamorada,
sin tregua, a tu red de llantos.
el camino te dice: adiós...
y la inocencia se te derrama,
entonces, te creerás morir
en el hueco fatigado de otra noche.
lourdes, tantas veces olvidada.
loca, que ya ni memoria tienes
donde aparcar tu ilusión extraña.
vos dejá ya.
de pintar pajaritos
de colores en tu almohada.