¿De dónde vienen
las lacerantes palabras
que queman el alma?
¿De dónde las que son
perfume, caricia y sonrisa?
¿De dónde la palabra
que nombra el olvido,
el amor o la muerte?
¿De dónde la palabra adiós,
puñal, guerra
y otra vez olvido?
…De la boca amada, quizá,
de alguna mano lejana,
de la fría imprenta,
del anónimo teclado
o de un alma que grita
en alguna parte;
en el tiempo remoto
de esa lenta tarde
que también es palabra
de un ángel caído.