Por detrás de la súplica: sueño y pesadilla.
El grito era tan hondo que todos se olvidaron
que en fríos recovecos, se esconde la tristeza.
Era el mudo silencio sonoro bien guardado,
En fríos almacenes donde duermen las ratas
junto con la basura de a poco, fue pasando
su cuerpito delgado, consumido por hambre
para hallar el lugar que es cerca, por ser lejano.
Desde entonces pregunto, Señor: ¿Si no lo has visto?
porque dudo si al verlo lo hubieses amparado...
Que no sé si has dudado y, en mis sueños no existe
ese un niño pequeño. No llevaba calzado.
Creo en Tu Luz, Señor del Universo que habito
Presencia celestial que nos tiene de su mano
Señor: ¿por qué encendiste con tu fulgor terrible
la pura noche negra que oculta , lo que amamos?