Él escribió sobre una hoja pulcra
con una pluma impecable,
trazó la pureza de su alma,
empuñó cada verso
con sus manos sucias,
adolorido con los callos endurecidos latiendo a cada pulsada.
Él escribió sobre una hoja pulcra
con una pluma impecable,
las ilusiones de la Fe
puesta en el hombre,
aquél árbol, lo sembró su abuelo
y más tarde su padre comió del fruto
y ahora él descansa bajo su sombra
y escribe con sus manos sucias
y adoloridas predicando la inmensurable libertad.
Su prosa recaba el derecho de abrirse paso por los confines
del mar(conciencia)
aquí cada palabra es un plancton
y aún con tantas adversidades,
con tanto sufrimiento,
él puede escribir un manifiesto hacedor de buenaventura
y ensuciar sus manos para comprender que un buen abono
será la cuota inicial de la sombra del mañana.