Cuántas almas vagan resentidas
sin poder encontrar un sosiego
que litigante, con su propio ego,
sufriendo van sus propias heridas.
Y son almas de amor desnutridas
que viven lamentándose a diario.
Son presas, como preso el canario,
que canta de dolor tras las rejas
y abundan día a día, sus quejas,
con la cruz a cuesta en su calvario.
Cuántas almas viven atrapadas
en barrotes llenos de rencores;
quizá nunca, tuvieron amores,
o de amores, fueron saturadas.
Y sus almas no están liberadas
sintiendo rencores del pasado;
un pasado, que nunca olvidado,
hiere su conciencia cada día
aumentando su melancolía
y por eso su alma, no han sanado.
Y si exigen, lo que nunca dan,
creyéndose el centro de atención
y nunca ellas tienen corazón,
aun con riquezas... pobres serán.
Y con sus pesares, vivirán,
hasta que llegue la sacra muerte;
salvo, que aparezcan y con suerte,
unos renovados sentimientos
que redima sus resentimientos
para que su alma al fin… ¡se liberte!