Remberto Cuadro López (BERT)

AMOR DE OTOÑO

 

AMOR DE OTOÑO

Aún conservo ese gran paisaje del día en que te conocí

Eras una niña, frágil pálida, con la piel translucida,

Lozana con la suavidad de una caricia maternal

Jugabas llena de risas y carcajadas en el columpio

Y tus cabellos se burlaban del viento

Las flores de los arboles lucían radiantes

Para decorar tu presencia que  se escurría furtiva

Entre los arbustos al corretear mariposas

No parabas de reír y cantar una canción

Corrías tan de prisa que no mirabas por donde

Hasta que notaste te miraba

Me miraste de soslayo y me sonreíste

Y la luz del sol se opacó con la luz de tu sonrisa…

Tus ojos sonrieron con tanta gracia

Que se me impregnaron en el corazón….

 

Los días y las noches sucedieron desde entonces

Reuniéndose en días semanas y meses

Luego en años y lustros,

Sin volver a verte nunca más…

 

Hoy con el cabello cano he venido a visitar

El mismo parque para recordar…

Y aun observo  que sigue igual,

Las mismas bancas y el mismo matorral

El mismo columpio donde solías jugar

Los mismos árboles y sus ramas desnudas,

Sin hojas y sin flores, pero llenos de vitalidad

Misma vitalidad que me invade

Desde ese día en que te hallé

Sentada en la banca detrás del columpio

Donde solías jugar

Y donde aún tus cabellos, ya menos abundantes,

Les coqueteaban al sol cobrizo

que iluminaba el atardecer.

 

Tu mirada otrora esquiva,

se iluminó al verme surgir de entre los matorrales

y mi corazón se turbo de emoción

al comprender, que a pesar

de tan prolongada ausencia

y de todo el tiempo transcurrido

el mutuo sentir no había envejecido

y en cómplice silencio con el otoño

sobre nuestras sienes

floreció el amor

Y desde entonces cada atardecer

Con el corazón alborozado

Saturados de reciproco amor

Nos sentamos en la banca detrás del columpio

Con nuestros besos y nuestras risas

Vitalizamos las hojas secas caídas

Que se pasean con el viento

Por el escenario de nuestro eterno amor