Si hay letras en las venas hacen que yo me inspire,
que toque al pensamiento besando cada aurora.
Y basta mi memoria para que el mundo gire
al paso del segundo, del minuto y de la hora.
Los cuerpos se aceleran excitados de olores
exentos de pretextos que brotan los excesos;
las letras me dan vida cubriéndome los huesos
y las venas procesan el dote de las flores.
Las altas expresiones me dejan su costumbre,
llevando muy consigo la pauta del Dios bueno:
«¡recubro los sonidos y adjunto tras la lumbre
que corren por mis venas las gotas del sereno!»
Samuel Dixon [04/06/2022]