Voy a ponerme erguida, no miraré la cama,
porque en ella anoche yo me sentí mujer,
y fue tan solo un sueño donde tú me besabas,
a mi cuerpo completo con pinceles de miel.
Vibré toda, con tus labios, al recorrerme,
fue tan real el sueño, que me entregué en él.
Y al despertarme, mi cama está vacía,
sentí un dolor tan fuerte, un vacío profundo,
de soñarte tan mío, sin poderte tener.
Fue un sueño sin rostro,
aunque en ti, yo pensaba
en él yo era tan tuya,
y tanto tú me amabas.
Se encendieron mis pechos,
ignición en mi alma,
y tú me recorrerías,
con calma y desenfreno.
Yo disfrutaba el sueño,
porque te poseía, sin distancias,
sin miedos, vivíamos
una orgía.
Y al compás de tus besos, mis caderas bailaban
y hasta sentí la lava que un volcán expandía.
Quiero volver al sueño,
y allí quedar dormida,
que el sol no me acaricie,
ni ver ya la alborada,
quiero estar en tus brazos el resto de mi vida,
aunque viva soñando y me bese la almohada.