Pasaba lejos un sapo
y cerca pasó una rana;
el sapo que la devana,
la rana le da un sopapo.
El sapo quedó gazapo,
la rana, quedó cercana;
el sapo, muy de mañana,
dijo: ¡Yo mejor me escapo!
Así pasa muchas veces
con los sapos abusivos
que con actos tan nocivos
siempre salen con sandeces.
Pero cuando están cautivos…
¡Pagan todo a grandes creces!