Acevedo M.

Gitana

Oh gitana donde deslizas aquellas perlas entre tus dedos y sosiegas con aliento a azufre rechinando aquellos dientes podridos susurrando una incertidumbre destino, 

Oh gitana que vas provocando lamentos en aquellos esqueletos que son iluminados por el calor del firmamento, 

Oh gitana, tú, que provocas el desmayo eterno, arrebatando el último aliento con desgarros de aquella hoz del heraldo de la fría muerte.