Cuando el atardecer, me mire melancólico,
yo le devolveré el mismo sentimiento,
siendo incapaz de hacer lo contrario; ya que sus tonos rojizos,
me recordarán la violencia y la ira, pero también, el amor y la felicidad.
Entonces, cuando el atardecer de su último suspiro
y el anochecer cegará toda luz existente y esta me mirase
de modo atemorizante, yo le devolveré el mismo sentimiento,
siendo incapaz de bajarle la mirada por más vacía que me encuentre,
y, entonces, me rebelaré, con autoridad y elegancia.
Para cuando, entonces, al vislumbrar el alba, ésta me devuelva
el último suspiro del atardecer, la última luz antes del anochecer...
para cuando, al vislumbrar el alba, ésta me devuelva la esperanza.