El hastío del aislamiento y soledad, a mi lama su alegría minaron,
la fuerza del el espíritu, menguó y murió mi ánimo compungido;
se apagó el fuego en mi hoguera, donde hoy, reina el hastío,
el paso del tiempo implacable, su fragilidad se llevó en vilo,
secando los jardines del amor que se congelarosn de frío;
sorprendida la ilusión del anhelo profundamente dormido,
en el silencio se escucha, tan solo, de la voz del eco el sonido