Bajo esta pesada oscuridad en la que me refugio;
Se podrán encontrar con toneladas de sueños rotos en cada rincón;
Esperanzas perdidas, dispersas en un mar de lágrimas el cual recorro en bote a menudo, intentando encontrar su origen.
Miles de memorias pendiendo como gotas de un bosque de nogales.
Pero lo más llamativo y peculiar de este lugar tan calmo, es una pequeña casita con humeante chimenea.
Ella aguarda allí, atesorando hace mucho mi enmendado corazón.
Muchos jamás la encuentran, se atemorizan con tan solo ver lo sombrío de este bosque, rodeado del inquieto y avasallante mar.
Quizá algún día, un alma valiente logre atravesar esos obstáculos y contemplar mi endeble templo; o quizá eso sea parte de otro sueño más, latente, esperando no apagarse como el resto...