No transites por calles
concurridas cuyas luces
encienden por domótica
junto a venéreas catedrales.
Tampoco por calles solitarias
porque aunque no usen lentes
están ciegas y desembocan
en insoslayables cementerios.
—Siente como callan—
Sus paredes con dislexia
en complicidades proxenetas.
Protegidas por los santos
clandestinos que conspiran
en iglesias.
Asegura bien la bicicleta.
Aparca lejos del aviso
donde dice: estacionado
prohibir [las veinticuatro].
Si sintieras miedo: ¡corre!
no esperes el primer escalofrío,
Allí es donde se aflojan los esfínteres.
Las inteligentes cámaras
distinguen aromas corporales
pero rara vez registran
pormenores de actos criminales.
Pasa los puentes despacito.
mira que la justicia social
troca lo indecible en bello
Y es seguro que hay niños
durmiendo bajo ellos.
Aunque usted no lo crea.
Yo tengo un país y de allí vengo.
Mi país se parece mucho a un verso
clásico, —es hermoso— y no todo
está prohibido.
Pero es muy poco lo permitido.