José Luis Barrientos León

Sin lamento

 

 

No hay camino hacia mi casa

las callejuelas se mezclan en medio de la noche

en una, aturdida,

surge una figura evocando a un niño

en otra, desorientada,

la sombra sin contorno, susurra un pasado

en la primera,

las piedras, son portadas de libros, de poesías sin acentos

en la segunda,

la vereda, son manos que estrangulan los nombres

que asfixian las memorias

 

La calzada, parece iluminada por una luna de asedio

que se pierde entre faroles

como iluminando el cementerio

a lo lejos, donde ya no queda cielo

las estrellas son hoyos profundos

lacerando los recuerdos

 

Briznas de polvo, como profecías de desiertos

cierran los párpados, a la espera de proverbios

donde la ciudad me consume, entre edificios y silencios

y el camino se pierde, dejándome sin aliento

 

Ya no hay casa, no hay trayecto

ni alfombras de versos que nos marquen un sendero

sólo quedan pensamientos

que se desangran como carne,

abandonada de nuestros huesos

 

Ya no hay camino, no hay casa

no hay cuerpo

ya no pronuncio nombres

no te busco, 

no te encuentro