No pretendo morir en la cordura
ni tan siquiera prescindir de la locura
en mis años, cuya escarcha oscura
es de la frialdad volcán..
Nace hoy mi silencio
de lo más profundo
de este pecho oxidado,
de mi amor más bien olvidado.
Yo soy aquel vasallo que replica
con sentencias de un cobarde a su señor.
Yo soy el ruiseñor sin canto y la verdad que muere sin sangre de piedad.
Acaso soy como la hierba imberbe que se para en el Crepúsculo, un tirano en cuya mitad murió su esplendor, o, tal vez.. La negación de la verdad.
Qué fácil vulnerar el corazón cuando un esquelético cuerpo nace en la fantasía, cuando una boca bebe a sorbos los pecados de la inquietud.