Vosotros escritores
y poetas que entonces
yo leía a menudo
por de día y de noche,
con desvelo entusiasta,
incluso con desorden,
no sabéis cuánto os amo,
y cuánto os debo.
Al borde
hoy de los viejos años,
os pregunto que adónde
estáis cuando os contemplo
como fuisteis: Quijotes
entre gentes que apenas
os hacían favores
de leeros.
Ahora
escucho vuestras voces
con gratitud. Que os llevo
como os llevaba entonces.