¡Cuánto se extraña,
en los días nublados,
las mariposas!
Quizás se esconden,
o puede que no salgan
de su refugio.
Entre las matas
de bosques y jardines
allí se quedan.
Lloran los ojos
de niños y mayores
que son poetas.
Y es que, en sus almas,
renacen con el vuelo
las fantasías.
Luces y fiestas
con viajes y aventuras
de tantos sueños.
Algún verano
se busca en el otoño
con primaveras.
Y desde éstas
los niños se entretienen
con los cometas.
Cómo se extraña
el paso de los días,
sin mariposas.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/06/22