Raiza N. Jiménez E.

Mi Abuela.-

 

Sólo conocí a una abuela, ella era mi todo.

Era tan pequeña que la hice mi amiguita.

En las noches oraba el Rosario a la Chinita,

Era mi cita y rezaba con ella codo a codo.

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Como era llorona ella me puso mi apodo,

Así que me llamaba “La Bebita lloroncita”.

De noche ponía en mi frente agua bendita

y en las horas de frío, me traía el sobretodo.

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Siempre pienso en la casona de mi abuela,

era una casa con cuartos llenos de misterio,

donde solíamos juguetear a las escondidas.

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Todos bajo la cama y cubiertos con negra tela,

de ese fosco y frío lugar hicimos un cautiverio.

Mi Dios, de allí, eran muy difíciles las huidas.