En el diario de mis penas
pocas hojas tengo en blanco.
Con la pluma de mi senda
los escritos son muy malos.
Tropezones y caídas
y una que otra decepción
se acumulan en mi vida
como en triste procesión.
Menos dichas he tenido
que dolores y quebranto.
Mientras sigo este camino
voy dejando algo de llanto.
Ante tanta desventura
se desatan emociones.
Es entonces que la pluma
cobra vida y da tirones.