ANTIGONI

EL CRISTO QUE NO SE VE

El Cristo que no se ve

es el que va en autobús

y no sabe el abecé.

 

Nació el niño en Nicaragua,

porque supo que en Belén

en México y en Rancagua,

sobre la tierra y el agua,

en Bolivia y el  Neuquén,

lo buscarían también

para quemarlo en la fragua

o bombardearlo en un tren.

 

Nació en un rancho de lata,

como buen niño mestizo

va calzado de alpargata,

en la radio una bachata

amenizó su bautizo

y en el  lodo movedizo,

gruñen  el perro y la gata

por un trozo de chorizo.

 

Llovía y sobre las aguas

navegando en un badén,

a bordo de una  piragua,

la madre lleva su guagua,

un litro de kerosén,

unas hojas de llantén

y escondido entre su enagua

un billetito de cien.

 

¿Quién es la virgen y quién

es el niño que ha nacido?

El pesebre es un andén,

y los reyes  más de cien

guerrilleros, que han venido

con el traje deslucido,

en mula por palafrén

y por regalo un cocido.

 

¿La virgen ha dado a luz?

Por vida que no lo sé,

su hijo murió en la cruz,

otro a tiro de arcabuz...

pero me dice la fe,

que el Cristo que no se ve

es el que va en autobús

y no sabe el abecé.

 

Hay mil cristos flagelados

por modernos fariseos,

son hombres adinerados,

de rostros acicalados

que les ofrecen empleos,

con que apenas los fideos

se pagan en el mercado,

sin que valgan regateos.

 

Ay mi cristo redentor,

¿No pensaste que al nacer

en un valle de dolor,

hubiera sido mejor

callar o  mirar sin ver?

¿No fue inútil padecer

por el hombre pecador,

que no tarda en recaer?

 

Ay mi cristo redentor,

¿No era mejor. que el buril

de tu dedo acusador,

cincelara al opresor,

para volverlo al carril

donde el pobre y el gentil,

que saben  lo que es amor

le alumbren con su candil?

 

En una mesa, finuras,

adornan la navidad

de los ricos y los curas,

a los pobres, amarguras,

silencio y austeridad,

si acaso… la caridad

para menguar desventuras,

con promesas de igualdad.

 

ANTIGONI