DRM

Una noche

¿Dónde tenía la cabeza metida? ¡ah! ya recordé,
Que buenos orgasmos esa noche te provoque,
Con los dedos tu punto G según yo busqué,
Pero hasta tu devoción a Dios la encontré.

Sin saber idiomas eres maestra con la lengua,
Era violencia pasional y ninguno daba tregua,
Tus uñas aún siguen marcadas en mi espalda
Mis labios aún siguen ocultos bajo tu falda.

Quién lo diría que una mujer tan bella, tan reservada
Y callada, esa tipo de perversiones dentro guarda.
Las aguarda con recelo, para un alguien sincero,
Que no se asusté con sus peticiones, y no busque un te quiero,

Solo una noche de sexo salvaje, que los alivie
Y de que de la soledad por un momento los exilie,
Eso buscamos y eso encontramos,
En aquélla calle que tomamos por casualidad.