Siento pérdida la calma, la luz y el sendero,
agotarse las esperanzas, sumidas en invernal destierro,
echado a la noche oscura, sin rumbo sin derrotero,
consumirse de forma vana, mi lumbre en el desespero.
Presiento en furtivo refugio
de distante y oculta altana
la vaga sombra de tu presencia,
y en ritual de lenta danza pavana
el triste deliquio que dejó tu ausencia.
Deambulo absorto en fárrago rumbo
abrazado al ropaje de mi desconsuelo,
con el lamento de un dolor profundo
y el sufrimiento del cruel desuelo
como sonámbulo, con fe pérdida,
en el vacío ya sin razón
y con mi alma ya destruida
oigo tu voz en cada rincón.
Siendo cautivo de mi silencio y encadenado a mi amargura
es su abandono férrea tortura y son sus ojos mi cruel sentencio,
siento lejana la grana aurora, oscuridad los alboreceres,
tempestad los amaneceres y los ocasos tristes almoras.
Siento en el viento su leve aroma, con obsesión yo la presiento
siento el calor de su suave aliento y en mi delirio su rostro asoma.
Siento en mi piel su piel desnuda y las espumas de sus oleajes
Siento el claror de sus boscajes y el espejismo en mis desventuras.
Veo en clara visión su presencia pero al momento le doy abjuro
siento que sea falsa creencia, su tenue reflejo en cada muro.
Siento calar hondo en mis huesos, la fatal espina de mi infortunio
y en noches claras de plenilunio, siento en mi cuerpo que soy poseso
en circular locura en mi desvarío, clamo a la luna por su regreso
y en el ardor del caldario estío por calles y callejuelas
la busco con desespero en noches de estrellas plena
entre geranios y cayenas y en el raizal de mis ilusiones
en los muros, en los rincones y en cada uno de los balcones.
Malco