Era tan corto el tiempo
que nos regalaba el día,
cuando en las noches
mirando el cielo nuestras
almas convergían
En este devenir de cada día
nos sorprendió un hechizo
que invadió nuestro mágico
mundo y lo oscurecía
Quizás nuestro egoismo
como árbol frondoso, fué el
detonante para ser desterrados
en nuestros castillos
Solitarios y llenos de aflicción
fué anulada nuestra libertad,
el mágico enemigo se hallaba
tan cercano y no podía ser visto
por nuestra vanidad
Atrapados en vanas ilusiones
fue alejándose el amor de nuestros
corazones y el miedo fue apoderándose
de nuestras emociones
El amor como perla preciosa
perdió su gran valor, esperando
el día en el que su brillo devuelva
la esperanza de un nuevo amor.