Para la vida soy como una rata,
Vivir en mis por menores a rastras del sol,
No podría ser más feliz que en la insondable desdicha,
Si será la desgracia que carcoma mi vida que sea mi propia desgracia,
Si he de morir que sea una muerte que venga sin avisar y sin ningún tipo de miramiento,
Necesito ser enterrado en silencio y a la sombra de la luna,
Donde el absurdo de la pérdida, sea una señal más, de la vida que está por venir,
Indiferente de mi partida.
Que sea una mezcolanza de colores brillantes y la más pura de las soledades
Impregnada en mi merecida melancolía,
Quiero reír a carcajadas en la cara de la muerte,
Que aun sin entenderla estoy muy por encima de sus perturbaciones.
Por eso sin desearla la espero con ansias,
Incluso podría decir que las más intricadas cuestiones del universo son
Un juego de niños, que no se gana ni se pierde,
Sin reglas ni objetivos.
Se juega sin recordarse,
Y se mantiene mientras la vida
Proporcione jugadores.