Cora_poe

Madre

Cayeron mis párpados enrojecidos
por las coyunturas deslizantes
de lo que vienen buscando tardíos,
las grandes mujeres, las apasionantes.

Fue ella el cordel de mi lanza en la mañana
y ella también, mi quebrantada parte.
Sin inquisición ni talante, caí presa,
del fulgor inquebrantable, de una madre.

Tú mi gloria y talento, tú mi alma y navío.
Tú marcaste con rigor y, desconsuelo,
el camino de una fiel peregrina,
que sin lamento, avanza recordándote.
Y entregándome me dispuse, vivo reflejo, 
a realzarte, entre todas las demás.
Madre, cayeron mis párpados enrojecidos.

Galilea R.