angelillo201

Miles Así..

 

Caminando por la huerta de alboraya, campos juntos las acequias.

La memoria turbia discurre entre estas  tristes y meditabundas aguas verdes que se hunden en el mar cercano.

Una ermita del tamaño de una casa de aperos asoma en la planicie alfombrada de flores y verduras, renovando su blasfemia escrita en sus muros.

A su alrededor trabajan hombres de torso denudo, en pantalones vaqueros llenos de barro y polvo . De su   raza no podría decir con certeza  de cual eran, pues sus cuerpos estaban tan ennegrecidos bajo el  sol como su sombra que se proyectaba arqueada   entre las verduras. Si su particular raza no se sabía, su su universal condición  clase: la que se quema anónimamente bajo el sol a 28 grados con una alta humedad por los siglos de los siglos. Así estaban afanados     en recoger alcachofas, lechugas y otras hortalizas.

Ya  cerca de la ermita a la que  llegaba, sin saber que me esperaba un recibimiento más de odio que cristiano, pude leer lo que escribieron en el santuario en 1939 como gallos de corral algunos  disfrazados de cristianos, aunque no fueron otra cosa que   asesinos de miles sin conciencia.

Así está escrito en el templo :

“Alboraya elegiste para tu veneración

el dominio rojo te destrozó y te quitó de este lugar.

Y en el año de la victoria Francisca Carbonell Aguilar

por la gracia recibida tuya te vuelve a colocar”

Esta era la expresión de  la fe nacional bendiciendo las bombas contra la propia población bautizada en nombre de cristo, llenando las calles de muertos  en nombre de la Fe y la nación  , predicando la apología del odio al prójimo. Y 83 años después bastaba ver la cara de los campesinos del siglo XXI a mi alrededor, para  creer en que Cristo nacional sigue gobernando una nación dominada por la moral del poder cristiano..

Ángel Blasco.