Sin quererlo
Y un ávido día sin tanto quererlo,
dejé de esperarte con loca ansiedad,
dejé de buscarte y no puedo creerlo,
dejé que tú olvido se hiciera verdad.
Dejé que tus ojos, tu voz y tu pelo,
se hicieran ensueño, no más realidad.
Que tus besos ardientes mi único anhelo,
dejé se secaran en mi piel sin regar.
Dejé que mis pasos su propio camino,
siguieran y el lazo de juntos andar,
se hiciera tan frágil que el mismo destino, rompiera en pedazos y no recordar.
Dejé de imitar sin notar tus manías.
Y aún sin desearlo me olvidé de tu andar.
Y aquellas caricias, un día solo mías,
dejé como olas volvieran al mar.
Dejé que tu ausencia limpiara mi vida.
Dejé ya mi vida, sin una ilusión.
Más si el alma vacía no implica alegría,
tampoco mi vida... comparte el dolor.
Raúl Herrera P