Romey

Confidencias ante la vela

Dicha vertida en lágrimas

El cielo se desmenuza

La sedienta tierra está húmeda

La hierba va hacia arriba más

Revela una brecha la luz pura

Es estrecha la línea horizontal al final

Qué fluya el amor inmortal con la yuvia

Cae añil, risueña, ahí fuera, fría agua

Arda eterna esta yama natural

Así resucitará nuestra infancia

 

 

Rápido rebota la luz de la antorcha:

estela  de perlas que alegran los días

y las noches concilian con los aromas

familiares de refranes que se dirían

ahora si cambiasen las cosas malas, 

la atmósfera perniciosa intoxicada

de esa ira católica, esclavista,

herida que desangra a los sin alma

 

La caída del Sol me anima más

a hilvanar rimas que estaban partidas,

hasta beber del grial de la nimiedad

minimalista (seria es tal diaciplina),

silenciando ruido de rumores sucios 

que se suponen pudores muy turbios

fruto de la unión del hombre estúpido

al mediocre desorden de su espurio mundo

 

Enfilo la victoria contra la vanidad vampira

apilando en la esquina mis estacas aprisa,

aplicado al estudio de esta alma mía