Siempre jugué a ser un árbol
solitario que extiende
sus ramas como una gaviota
en pleno show del año;
donde cada sendero es largo
y la memoria desaparece
en un silbido tan fuerte,
que los vientos impetuosos
corren y el silencio simplemente
crece y un mar pide a gritos
que las sirenas canten.
Siempre jugué como la noche
se esconde y el día
da su luz...