Mi alma grita auxilio desde su estrecha celda...
Saco de carne, huesos y putrefacción.
Deseosa de escapar me soborna y dice al oído
Que por favor con un disparo me reviente el cráneo para poder escapar,
Me chantajea y me endulza persistentemente el oído con la sinfonía del suicidio...
Dice que por siempre así el dolor se irá.
Al cuerpo hay que darle lo que el alma pide y ya.